
18 Mar ¿ES TEA O TDAH? RECONOCE LAS SEÑALES TEMPRANAS Y DIFERENCIAS CLAVE
El desarrollo neurológico varía de una persona a otra, y dentro de esta diversidad se encuentran condiciones como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Ambas forman parte de la neurodivergencia, un concepto que describe la manera en que algunos cerebros funcionan de forma distinta al desarrollo neurotípico.
Aunque el TEA y el TDAH son condiciones diferentes, comparten ciertas características y pueden presentarse simultáneamente en algunas personas. Identificar sus diferencias y similitudes es clave para padres y educadores, especialmente durante los primeros cinco años de vida, cuando comienzan a manifestarse los primeros signos. La intervención temprana puede marcar una gran diferencia en el desarrollo y bienestar del niño.
¿CUÁLES SON LAS SIMILITUDES?
- Dificultades en la atención:
En ambas condiciones pueden observarse problemas para mantener la concentración. Los niños pueden parecer desinteresados en una conversación, distraerse con facilidad o tener dificultades para enfocarse en una actividad.
- Problemas en las habilidades sociales:
Las personas con cualquiera de estas condiciones pueden enfrentar desafíos en la interacción social. En el TDAH, es común que los niños interrumpan conversaciones o tengan dificultades para esperar su turno. En el TEA, pueden evitar el contacto visual, mostrar menos interés en el juego social o no responder al ser llamados por su nombre.
¿CUÁLES SON LAS DIFERENCIAS CLAVE?
- Regulación del comportamiento:
En el TDAH predomina la impulsividad: los niños pueden interrumpir a otros, actuar sin pensar o moverse constantemente en momentos inapropiados. En el TEA, es más común la rigidez en el comportamiento, como la necesidad de seguir rutinas estrictas o reaccionar con frustración ante cambios inesperados.
- Intereses específicos vs. inatención:
En el TEA, los niños suelen desarrollar intereses muy específicos y profundos y pueden perder interés en otras actividades no relacionadas. En el perfil de atención e hiperactividad, en cambio, la atención es más dispersa y los niños pueden pasar rápidamente de una actividad a otra sin finalizar ninguna.
- Desarrollo del lenguaje y la comunicación:
En el TEA, es frecuente que haya retrasos en el habla o dificultades para mantener una conversación fluida, como responder de manera inusual o no hacer preguntas. En el TDAH, aunque el lenguaje suele desarrollarse dentro de los tiempos esperados, los niños pueden tener dificultades para organizar sus ideas al hablar, cambiar abruptamente de tema o interrumpir con frecuencia.
- Respuestas sensoriales:
En el TEA, la hipersensibilidad o hiposensibilidad a ciertos estímulos (luces, ruidos, texturas) es una característica central. La hipersensibilidad implica una respuesta “exagerada” a estímulos, mientras que la hiposensibilidad se refiere a no reaccionar ante estímulos que normalmente captarían la atención. En el TDAH, aunque algunos estudios sugieren mayor sensibilidad a ciertos estímulos, no es un criterio diagnóstico clave.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA DETECCIÓN TEMPRANA?
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- Identificar señales a una edad temprana permite implementar estrategias de intervención que favorecen el desarrollo y la calidad de vida del niño.
- Un diagnóstico preciso ayuda a definir un plan de apoyo adecuado, previniendo dificultades futuras.
- Comprender estas condiciones desde una edad temprana facilita la anticipación de sus necesidades de apoyo y la creación de un entorno propicio para su aprendizaje.
Aunque el TEA y el TDAH comparten algunas características, reconocer sus diferencias es clave para proporcionar el apoyo adecuado. Si sospecha que su hijo puede presentar alguna de estas condiciones, consulte a un especialista para una evaluación. Si tiene dudas, busque orientación profesional; una detección a tiempo puede hacer una gran diferencia en la vida de su hijo.
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