Relación entre hermanos

28 May Relación entre hermanos

Fomentar una relación saludable entre hermanos es una tarea importante dentro del entorno familiar, especialmente cuando existen diferencias individuales significativas como un diagnóstico del desarrollo. Para que los vínculos entre hermanos se fortalezcan, es clave generar espacios de convivencia positiva donde se valoren la empatía, el respeto y la colaboración.

Uno de los primeros pasos para mejorar la relación entre hermanos es fomentar la comunicación. Esto implica crear momentos en el día o la semana donde los niños puedan expresar cómo se sienten, compartir sus ideas y hablar sobre sus experiencias. La escucha activa por parte de los padres permite que cada hijo se sienta valorado y escuchado, y al mismo tiempo, modela cómo deben escucharse entre ellos. Conocer mejor al hermano o hermana, sus gustos, preferencias o particularidades, abre la puerta a encontrar similitudes que ayuden a crear un vínculo más cercano. Identificar juegos o actividades que ambos disfruten puede convertirse en un puente para mejorar su interacción diaria.

Además de propiciar la comunicación, es importante generar oportunidades de interacción significativa. A través del juego o de actividades cotidianas como cocinar juntos, cuidar una planta o hacer una manualidad, se fomenta la cooperación, la toma de turnos y la construcción de objetivos compartidos. Estas experiencias, además de fortalecer la relación, les brindan herramientas sociales valiosas para otros contextos fuera del hogar.

En este proceso, el rol del adulto como modelo es fundamental. Los cuidadores deben mostrar, con su propio comportamiento, cómo se puede interactuar con respeto, paciencia y comprensión. Por ejemplo, si uno de los niños necesita más apoyo para comunicarse o regularse, el adulto puede mostrar cómo esperar, cómo ofrecer ayuda o cómo validar sus emociones sin sobreproteger. Cuando los niños observan estas acciones, aprenden estrategias concretas para interactuar entre ellos desde un lugar más empático.

Otro elemento clave es establecer reglas justas y coherentes para todos los miembros de la familia. Las reglas deben considerar la edad, las capacidades y las necesidades de cada niño, pero también deben promover un sentido de equidad. Es importante evitar comparaciones entre hermanos, ya que estas tienden a generar competencia y sentimientos de rivalidad. En cambio, se debe reforzar la idea de que cada uno tiene un rol valioso y que sus contribuciones son reconocidas dentro del hogar.

Reconocer y reforzar los esfuerzos cuando se observan interacciones apropiadas es esencial. Celebrar los momentos en los que los hermanos juegan de manera armoniosa, se ayudan mutuamente o resuelven conflictos sin intervención adulta, promueve la repetición de esas conductas. Gradualmente, se puede disminuir la supervisión directa y permitir que las interacciones se den de forma más autónoma, facilitando que los vínculos crezcan desde la confianza mutua.

En los casos donde uno de los hermanos tiene un diagnóstico como el Trastorno del Espectro Autista, compartir esta información con los demás hermanos puede ser una herramienta poderosa para fortalecer la comprensión. Es importante que esta conversación esté adaptada a la edad y nivel de comprensión del niño, y que esté centrada en promover el entendimiento y el respeto por las diferencias. Se puede explicar que todos los cerebros funcionan de maneras distintas, y que esas diferencias hacen que, a veces, uno de los hermanos necesite más ayuda para comunicarse, adaptarse o manejar ciertas situaciones. Esta conversación debe estar acompañada de mensajes positivos, que refuercen que, a pesar de las diferencias, todos tienen los mismos derechos de ser amados, respetados y aceptados tal como son.

En resumen, fortalecer la relación entre hermanos requiere tiempo, dedicación y un enfoque constante en la empatía. A través de la comunicación, el juego compartido, el modelado positivo, reglas claras y el reconocimiento del esfuerzo, las familias pueden construir vínculos fuertes y saludables que acompañarán a los niños a lo largo de su vida.